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El Atlético de Madrid está teniendo una temporada fabulosa con un nivel de juego y de resultados sobresaliente. El comando técnico y los jugadores están logrando éxito tras éxito y están yendo más allá de sus posibilidades y del objetivo a inicios de campaña, tanto así que le disputaron el primer lugar al Barcelona por varias fechas y el Madrid está sudando la gota gorda para poder imponerse en la tabla con una plantilla multimillonaria. Pero a lo largo de toda la campaña ha sufrido un mal incurable y si no pasó factura antes fue porque las cualidades de este equipo lograron taparla (triunfos por la intensidad, la verticalidad en el ataque, la pelota parada, el juego por las bandas y el desequilibrio de jugadores como Costa, Turan o Koke). Tarde o temprano esa enfermedad que era la falta de calidad en el último cuarto del campo o “la agonía del media punta” como lo llaman algunos se iba a notar e iba a pasar factura. Y lo hizo en el partido de ayer, que corta la racha de 14 triunfos consecutivos del Atleti en su estadio en Liga y los más de 830 minutos sin recibir gol con los mismos parámetros.

 

El partido comenzó con un Atleti dominando el partido y causando zozobra en área rival, como es usual. A través de la pelota parada, de los tiros a media distancia, y de los balones colgados al área. No obstante, este dominio y presión en área rival no era tan claro como en otras ocasiones además de ser poco incisivo y con pocas oportunidades claras de gol. Conforme transcurría el partido la Real Sociedad iba logrando su objetivo de mantener su arco en 0 y de evitar la intensidad en el ataque por parte del Atleti. El juego era espeso y aburrido debido a que ya sin la intensidad y el dinamismo en ataque (mérito también del equipo contrario), no aparecía la chispa de un jugador diferente que pudiera desequilibrar el partido y evidentemente se notaba la carencia de ese media punta ofensivo o creador de juego (plaza que debió cubrir Diego Ribas y que nuestra directiva increíblemente dejó ir).

 Al igual que en el partido en La Rosaleda y en muchos otros partidos, Falcao no recibía centros ni pases con los cuales pudiera crear verdadero peligro. Su cara de disgusto reflejaba esa situación y es algo que me preocupa porque si este astro colombiano ve que no tiene las condiciones en el Atleti para seguir progresando, seguramente no será necesaria la intervención del tema económico para que se vaya a otro equipo, sino que lo hará por propia iniciativa para mejorar futbolísticamente. El cambio de posiciones por las bajas de Mario y Tiago forzaron a Simeone a improvisar al Cebolla Rodríguez en una nueva posición (un extremo izquierdo nato jugó por la banda derecha) y a Koke de doble pivote con Gabi. Este cambio de posiciones también afectó el desempeño del equipo y la asociación en ataque, con un uruguayo errante y con un Turan que si bien fue el mejor del equipo, no fue suficiente para solucionar la agonía mencionada. El turco necesita un socio (o más) que lo potencie y lo ayude en la creación de juego ofensivo, porque la labor de creador en muchos minutos e incluso en partidos completos le queda grande. Se echó el equipo al hombro pero no alcanzó.

 

A pesar de todo, me animaría a decir que el gol del Atleti no estaba lejos y que tarde o temprano una asociación por la banda, un centro preciso, o un destello de calidad lograría abrir el marcador. Pero a los 7’ del segundo tiempo, el que dio el golpe fue la Real con un veloz contragolpe que terminó el capitán de su equipo en gol, tras arrancar en fuera de juego. Cuando ocurrió eso el Atleti siguió intentando ahora empatar el partido, con más ganas y deseo que con fútbol. Pero si con 0-0 no se había podido, era misión imposible hacerlo con el marcador adverso. Si a eso le aumentas que tus recambios son jugadores como Adrián (en su actual estado de forma y de juego) o Raúl García (que ni siquiera tiene la confianza de Simeone para jugar en el pivote con Gabi y no sacrificar el potencial de ataque de Koke en esa posición) el objetivo se dificulta mucho más.

 

El Atleti es un equipo muy equilibrado en todas las líneas, factor que ha traído muchos más éxitos que fracasos, pero no cuenta con esos jugadores diferentes que eran Forlán y Agüero que en una jugada te sacaban el partido adelante. Falcao, a pesar de todos sus goles (incluso en finales) y records, no llega a ser uno de ellos. ¿Oliver Torres? No hubiera sido mala idea hacer ingresar al canterano para ver si podía cambiarle la cara al equipo y dotarlo de calidad, pero Simeone no lo vio así.

 

Una piedra en el camino que ha mostrado la cara más fea del Atleti con todas sus carencias. Esperemos que solo sea eso, un tropiezo, y en las próximas fechas (con todo el descanso del mundo ya sin Europa) el Atleti recupere esa intensidad y estado de forma, juego y gracia de su escuadrón ofensivo para seguir maquillando el problema mayor (de calidad en la mediapunta). A fin de temporada esperemos que la directiva haga las cosas bien para formar un equipo compensado y con refuerzos de nivel para llegar lejos en Champions. Porque en ese torneo contra rivales de elite, el maquillaje no brindará tantos y tan buenos resultados como en Liga.

 

Colchonero2012

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